Ragnarök fue un evento apocalíptico en la cultura Asgardiana que profetizó la destrucción de Asgard y el fin del Imperio Asgardiano. Se predijo que Surtur, gobernante de Muspelheim, sería el causante de la calamidad, y en 2017, se concretó con la liberación de la antigua heredera de Asgard, Hela. Thor liberó deliberadamente a Surtur, para causar el Ragnarök como un método para eliminar a Hela. Mientras que Asgard fue destruido en el evento, su gente logró ser evacuada y quedaron como nómadas errantes.
Antecedentes[]
Una fatídica profecía[]
Durante incontables milenios, la cultura Asgardiana ha predicho un evento que provocaría la destrucción de su mundo natal conocido como el Ragnarök. Dicho evento estaba destinado a tener lugar cuando el Demonio de Fuego Surtur, facultado por la Llama Eterna, desate su ira sobre Asgard y la consuma en llamas.
En un intento por evitar que se cumpliera la fatídica profecía, el Rey Odín enfrentó a Surtur en Muspelheim y se llevó la Llama Eterna en una bóveda debajo de su palacio.[1]
A pesar de sus esfuerzos, la gente de Asgard creía que el Ragnarök era inevitable, como se hizo evidente durante un discurso que pronunciaría el hijo de Odín, Thor, hacia el final de la Guerra de los Merodeadores.[2]
Una hija pródiga[]
Sin que lo supieran todos, Odín poseía un secreto que nadie más conocía. Mucho antes de que Thor naciera, tuvo una hija llamada Hela, que luchó junto a él como su ejecutora y era la líder de los Einherjar.
Hela jugó un papel clave en la creación del Imperio Asgardiano, ayudando a su padre a conquistar los Nueve Mundos en una campaña sangrienta y violenta. Pero Odín gradualmente comenzó a ver la naturaleza sobreabundante de su hija como una amenaza a la paz necesaria para unir los Mundos y, después de una gran batalla, la desterró en Hel para la eternidad.
Odín hizo todo lo posible para olvidar que Hela alguna vez existió, ordenando que cualquier mención o representación de su papel en la creación de Asgard sea borrada. Mientras tanto, una resentida Hela comenzó a esperar su momento para el día en que ella pueda vengarse por la traición de su padre.[1]
Ragnarök[]
Encuentro en Muspelheim[]
Preocupado por una serie de sueños recurrentes en los que vio que el Demonio de Fuego, Surtur, asolaba Asgard, Thor viajó a Muspelheim para evitar esta amenaza. Él terminó siendo capturado y encadenado por Surtur, quien le explicó que Thor había previsto el Ragnarök y que nada, ni siquiera el propio Thor, podía evitar que ocurriera este evento apocalíptico. Thor no estuvo de acuerdo y rompió sus cadenas. Después de derrotar a una horda de secuaces de Surtur, Thor mató a Surtur y se apoderó de su corona antes de escapar de Muspelheim. Una vez de vuelta en Asgard, la Corona de Surtur se almacenó en la Cámara de Odín.[1]
Regreso de Hela[]
Habiendo dicho Surtur que Odín no estaba en Asgard, Thor descubrió que Loki, a quien creía muerto después de la Segunda Batalla de Svartalfheim, había usurpado el trono de Asgard y se disfrazó como su padre. Una vez que el engaño se reveló, Thor y Loki fueron a la Tierra para encontrar a Odín con la ayuda del Doctor Strange. Odín les dijo a sus hijos que estaba por morir y que su muerte permitiría que la Diosa de la Muerte, Hela, se liberara de su prisión. Después de que Odín desapareció en Valhalla, Hela apareció y destruyó fácilmente el Mjolnir. Entrando en pánico, Loki le ordenó a Skurge que los trajera de regreso a Asgard, pero Hela los siguió y durante el transporte expulsó a sus hermanos a Sakaar. Al llegar al Puente Bifrost, Hela mató a Volstagg y Fandral, y reclutó a Skurge como su mano derecha.[1]
Nueva Reina de Asgard[]
Hela se dirigió al Palacio Real de Valaskjalf, donde fue confrontada por los Einherjar, liderados por Hogun. Hela los venció fácilmente y entró al palacio, donde reveló pruebas de la verdadera historia de Asgard que Odín intentó encubrir. Necesitando un ejército para reanudar sus conquistas, bajó a la Cámara de Odín y recuperó la Llama Eterna, utilizando su poder para revivir a sus Berserkers y su lobo Fenris. Hela pretendía conducir a sus soldados a través de los Nueve Mundos y más allá, pero rápidamente descubrió un obstáculo en su plan: Heimdall, el antiguo guardián de la puerta, había robado la Hofund, impidiéndoles abandonar Asgard. Hela ordenó a sus hombres perseguir a los Asgardianos rebeldes y encontrar la espada. Mientras tanto, Heimdall logró esconder a docenas de Asgardianos en en lugares secretos.
Eventualmente, un Asgardiano aceptó revelar la ubicación de la espada para que Hela no los matara, lo que provocó que la Diosa de la Muerte abandonara el palacio con Skurge. Sin embargo, una vez que llegaron, el lugar estaba vacío, ya que Heimdall condujo a los Asgardianos al Puente Bifrost para que pudieran huir de Asgard.[1]
Regreso de Thor[]
Mientras tanto, Thor logró escapar de Sakaar, fundando a los Revengadores en el proceso. Con su ayuda, Thor llegó al Palacio Real de Valaskjalf, donde recuperó el Gungnir y golpeó el suelo de la sala del trono, atrayendo la atención de Hela. Hela regresó al palacio y los dos hermanos lucharon brutalmente, con Thor perdiendo un ojo. No obstante, para sorpresa de Hela, Thor despertó sus poderes de Dios del Trueno y la expulsó del palacio.[1]
Batalla por Asgard[]
Mientras Thor y Hela estaban peleando en el Palacio Real de Valaskjalf, se desató una batalla en el Puente del Arcoiris mientras los Asgardianos dirigidos por Heimdall quedaron atrapados entre Fenris por un lado y los Berserkers liderados por Skurge en el otro lado. De repente, aparecieron Loki dirigiendo la Rebelión Sakaariana mientras Hulk luchaba contra Fenris. Brunnhilde también se unió a la batalla y derrotó a muchos Berserkers. Por otro lado, los Asgardianos abordaron la Statesman traída por la Rebelión Sakaariana para abandonar Asgard.
Thor más tarde se unió también a la lucha, ayudando a sus aliados a derrotar a los Berserkers restantes. Skurge eventualmente se volvió contra Hela y mató a muchos Berserkers antes de ser asesinado por Hela debido a su traición. La Statesman finalmente despegó del Puente Bifrost. Sin embargo, Hela todavía estaba viva y parecía invencible para los Revengadores, impidiéndoles escapar.[1]
Una profecía cumplida[]
Thor, entonces, se dio cuenta de que había estado equivocado todo el tiempo: Se suponía que no debían prevenir el Ragnarök, sino que debía causarlo, ya que era lo único que podía detener a Hela. Mientras él y Brunnhilde peleaban contra la Diosa de la Muerte, Loki fue a la Cámara de Odín y puso la Corona de Surtur en la Llama Eterna, reviviendo al Demonio del Fuego con todo su poder recuperado. Surtur comenzó a arrasar Asgard, y aunque Hela trató de detenerlo, finalmente fue destruida por la gigantesca Espada Crepuscular. Mientras tanto, los Revengadores abordaron la Statesman y vieron como el planeta fue completamente destruido, cumpliendo la profecía del Ragnarök.[1]
Consecuencias[]
La pérdida de Asgard convirtió a los Asgardianos en personas vagabundas. Habiendo sido rescatados gracias a la Rebelión Sakaariana y su Statesman, los Asgardianos, dirigidos por su nuevo Rey Thor, fueron en busca de un nuevo hogar para establecerse, y Thor decidió llevarlos a la Tierra para reconstruir Asgard. Sin embargo, en su camino se encontraron con la infame y gigantesca nave espacial conocida como el Santuario II, dirigida por el temible Thanos.[1] Thanos y la Orden Negra abordaron y atacaron la Statesman para recuperar la Gema del Espacio, que Loki tomó de la cámara antes de resucitar a Surtur. La mitad de los Asgardianos que sobrevivieron a Ragnarök murieron en la masacre, mientras que los otros restantes escaparon, ayudados por Brunnhilde.[3]
Trivia[]
- En los cómics, el Ragnarök no era un evento singular, sino un ciclo de muerte eternamente recurrente que mostraba la destrucción cíclica y la posterior revitalización de Asgard innumerables veces. El último Ragnarök fue causado por una gran batalla entre los Asgardianos y un ejército de soldados dirigidos por Loki utilizando copias del Mjolnir. La batalla resultante destruyó a Asgard, y los sobrevivientes se asentaron en la Tierra en Broxton, Oklahoma.