Era solo otra mañana normal la del 22 de julio de 1955, cuando el agente Phil Coulson se dio cuenta de la importancia de ese día en los libros de historia de S.H.I.E.L.D. Con un chip en su hombro y un fallo en su sistema, había puesto en marcha una cadena de eventos que con suerte preservaría la línea de tiempo tal como la conocemos y aseguraría que esos molestas Chronicoms tuvieran el final que se merecen. ¿Qué podría salir mal?